Hay que follarse a las mentes...

Sé que me has olvidado, al menos eso crees, pero ahora me recordarás, nunca olvidamos algo del todo, siempre queda esa cicatriz, aunque esté oculta, que de vez en cuando duele.

Aún recuerdo el calor de tus labios abrasándome la piel. Como me costaba hacerle entender a mi corazón cuando te reclamaba a gritos sordos y solo encontraba tu ausencia, que ya no estabas. Te buscaba en cada calle, en cada bar, en cada rincón.. Realmente no sé si era porque quería verte, porque al verte sufría, quizá mi corazón albergaba esa esperanza de otra oportunidad, aunque mi cabeza sabía que no era así..

Esta noche está llena de ti, tómala, escúchala, léela, siéntela.. Entiéndeme.

¿Recuerdas aquellas tardes sentados en ese banco? Ayer estuve allí, aún siguen nuestras iniciales. No sé como llegué, ni porque, necesitaba pasear e inconscientemente fui a aquel parque. ¿Casualidad? ¿Subconsciente? Te dejo elegir la respuesta.

Cuando todo aquello acabó, mi rostro demacrado en el espejo me hacía pensar que realmente se podía morir por amor. Aquello de “Que el amor cuando no muere, mata” que cantaba el maestro Sabina, tiene toda la razón, hasta que no maté del todo ese amor, pensé que moriría.

Una última cosa, no pido compasión, ni una oportunidad, nunca te la pediría, me hiciste mucho daño y no sabes cuanto me ha costado recomponer mi corazón después de todas tus mentiras, de todos tus puñales. Nunca supiste valorarme, jugaste conmigo, me trataste mal, y te preguntarás porque a pesar de todo, te quería, no puedo responderte, pues yo tampoco tengo la respuesta

Solo quería que supieras, que gracias a esas mentiras, a esos puñales, me he hecho fuerte.

Lo más cerca que me sentirás, será cuando leas esto, quizá sean solo unos segundos, ahora no me importa, es irónico, hace tiempo hubiese dado la vida por esos segundos.. Entonces te añoraba, necesitaba verte, entonces te echábamos de menos, yo, mi corazón y mi cama.